La muerte del Papa Francisco marca el final de un papado caracterizado por un estilo de comunicación revolucionario que transformó la relación entre la Iglesia y el mundo. Desde su histórica solicitud de bendición al pueblo tras su elección en 2013, Francisco redefinió la forma en que la Santa Sede se comunica con los fieles y con la sociedad global.
Francisco, nacido con el nombre de Jorge Mario Bergoglio, será recordado como un pontífice que rompió barreras comunicativas establecidas durante siglos. A diferencia de sus predecesores, optó por un lenguaje directo, accesible y a menudo coloquial. Sus frases memorables como «¿Quién soy yo para juzgar?» o su descripción de la Iglesia como un «hospital de campaña», resonaron globalmente por su claridad y profundo significado.
Varios elementos distintivos caracterizaron la comunicación del Papa Francisco: su autenticidad, reflejada en gestos espontáneos y decisiones como residir en Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico, transmitieron un mensaje más potente que muchos discursos formales.
Abrazó las redes sociales con entusiasmo. Su cuenta @Pontifex alcanzó millones de seguidores, llevando mensajes concisos de fe a audiencias diversas en múltiples idiomas.
Priorizó el encuentro directo, abrazando a enfermos, dialogando con los presos y acercándose a las periferias geográficas y existenciales, comunicando con acciones más que con palabras.
Sus entrevistas abiertas con periodistas rompieron el protocolo tradicional, mostrando disposición para abordar temas controvertidos sin filtros institucionales.
Como teólogo de la comunicación, Francisco enfatizó que la verdadera comunicación eclesial debía ser de escucha profunda, sinodal y relacional; no meramente informativa. En su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2023, destacó que no basta con utilizar Internet como simple amplificador; es necesario habitar la red creando comunidad.
El legado comunicativo de Francisco también incluyó innovaciones significativas en la estructura mediática de la Santa Sede, como la creación del Dicasterio para la Comunicación, que unificó varios departamentos en una estrategia comunicativa integrada.
Este enfoque permitió que su mensaje llegara a personas alejadas de la Iglesia, cumpliendo su visión de una «Iglesia en salida».
El Papa Francisco demostró que la comunicación efectiva no depende de recursos tecnológicos sofisticados, sino de la autenticidad y coherencia entre el contenido y el mensajero; y del cuidado de la relación con los receptores del mensaje. Su legado comunicativo perdurará modelando cómo las instituciones religiosas pueden mantener sus principios fundamentales mientras adaptan sus métodos comunicativos a la era digital y global.
Mientras abrazamos la tristeza que vive el mundo, vemos en Francisco un testimonio espiritual que nos inspira, un ejemplo de quien realmente cuida nuestra Casa Común, y un comunicador sencillo y auténtico, a quien recordaremos siempre, tratando de ser comunicadores compasivos y dialogantes.
Helen Osman
Presidenta de SIGNIS