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O agente secreto de Kleber Mendonça Filho

(Por Alberto Ramos en Cannes 2025). El brasileño Kleber Mendonça Filho vuelve a Cannes dos años después de evocar al Recife de su infancia en el documental Retratos Fantasmas. The Secret Agent (O agente secreto), incluida en la competición por la Palma de Oro en la presente edición del Festival, podría verse como una variación menos amable y nada nostálgica de aquella.

Ubicada asimismo en la década del 70, O agente… se sumerge en el siniestro laberinto de una trama criminal que transcurre paralelamente a la euforia que vive la urbe durante los días finales del carnaval. Ya desde el comienzo, cuando Armando (el protagonista, que en lo adelante se hará llamar Marcelo), es retenido e intimidado en una gasolinera por un policía de tránsito empeñado en sacarle algo de dinero, sin importarle que a pocos metros de allí yace un cadáver en descomposición, intuimos que no se trata de un thriller al uso, sino uno que apunta sin rodeos a un deterioro del tejido social que abarca a la totalidad de la sociedad brasileña. 

Como en Odd Man Out (Carol Reed, 1947), entre muchos otros referentes ilustres, Marcelo, un experto en tecnología, es un hombre que huye. Amenazado de muerte en São Paulo tras una agria disputa con Ghirotti, un corrupto funcionario federal, regresa a Recife para reunirse con su hijo pequeño y escapar al extranjero, destino que por entonces compartieron no pocos brasileños enfrentados a la dictadura militar.

Sin comentar explícitamente acerca del momento político que vive la nación, O agente… trasmite sin embargo el clima de inseguridad que permea a la época, y que de manera directa es expresión de semejante estado de cosas. En tanto perseguido, Armando cambia de nombre por Marcelo e, irónicamente, encuentra trabajo justo en el Registro de Identidad de la ciudad. El lugar donde pernocta, por otra parte, es un «refugio» donde han ido a parar toda clase de marginados (activistas, guerrilleros, emigrantes) arropados por una simpática y solícita anciana, Dona Sebastiana, encarnación del Brasil más auténtico y democrático. Fernando, el hijo de Marcelo, está fascinado por los tiburones, pero tan depredadores como estos son Ghirotti y los feroces asesinos a sueldo que ha contratado. Unos y otros quedan condensados en la imagen aterradora de una pierna que aparece en el vientre de un tiburón y poco después es retirada subrepticiamente de una morgue por la policía. Más adelante, en una delirante secuencia de talante surrealista, esa pierna adquiere vida propia y protagoniza una matanza entre los homosexuales que se dan cita en un parque de la ciudad: la represión de la disidencia sexual que apunta simbólicamente a una práctica generalizada en el ámbito político.

Agregar, por último, que más allá de una espléndida fotografía a color en alto contraste que imprime un aura vintage a la imagen, a tono con la sofocante atmósfera de la época; de la habilidad con que Mendonça Filho articula una narración coral sin descuidar la centralidad de la trama de suspense sobre la cual se erige aquella; de las encomiables prestaciones de un elenco encabezado por Wagner Moura; y de una escritura que recurre astutamente al cine de género para recuperar la memoria de aquel momento histórico, O agente secreto deja en la coda al cierre una nota un tanto pesimista. Flávia, la investigadora que confronta a Fernando con la información que ha encontrado sobre lo acontecido a su padre, no encuentra la acogida que esperaba por parte de aquel, que se confiesa incapaz de recordar y apenas motivado para hacerlo. En ese sentido, O agente secreto parecería alertar que, aun cuando la recuperación de la memoria nacional sea indispensable para garantizar la continuidad de una vida en democracia, gestionarla rebasa el marco de lo institucional para implicar a las sucesivas generaciones que la heredan, a quienes corresponde custodiar y trasmitir esa historia.

(reseñado en el Festival de Cannes 2025)

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