La madrugada del 15 de mayo de 2025, falleció en Buenos Aires la Hermana María Fidelis Tibaldo, una figura clave en el desarrollo de la comunicación católica en América Latina y una visionaria que contribuyó decisivamente a la formación de SIGNIS.
Nacida como Imelda Teresita Tibaldo el 22 de febrero de 1934 en Llambi Campbell, Santa Fe (Argentina), ingresó a la Congregación de las Hijas de San Pablo en 1950, siguiendo los pasos de su hermana mayor. Desde sus primeros años en la vida religiosa, la Hermana María Fidelis mostró un extraordinario talento para la comunicación, lo que la llevó a formarse en el Instituto Grafotécnico de Buenos Aires.
Con una mirada verdaderamente profética, la Hermana María Fidelis entendió tempranamente la necesidad de una apertura al mundo en desarrollo de la comunicación. Esta visión la llevó a ocupar importantes cargos en organizaciones internacionales, siendo su papel más destacado el de Secretaria Ejecutiva de la Organización Católica Internacional del Cine (OCIC) entre 1984 y 1990.
Durante este período, su liderazgo se extendió por varios países: Argentina, Colombia y Ecuador, donde desarrolló una intensa labor de animación apostólica a nivel continental. Su expertise en el campo audiovisual le permitió participar como miembro del jurado en diversos festivales cinematográficos internacionales, consolidando puentes entre la Iglesia y el mundo del cine.
Arquitecta de SIGNIS
Quizás el legado más significativo de la Hermana María Fidelis fue su papel fundamental en la unificación de las tres principales organizaciones católicas de medios: OCIC (cine), UNDA (radio y televisión) y UCLAP (prensa escrita). Durante su período como secretaria ejecutiva de OCIC, trabajó estrechamente con los representantes de las otras organizaciones para sentar las bases de lo que años después se convertiría en SIGNIS.
Este trabajo visionario fue reconocido en 2016, cuando fue nombrada miembro honorario de SIGNIS, un reconocimiento a su contribución para crear una voz unificada y más potente de la comunicación católica en el panorama mediático mundial.
Su preparación académica fue tan diversa como su experiencia apostólica. Se especializó en el Instituto Catequístico Latinoamericano de Manizales (Colombia) y obtuvo el título de profesora de ciencias sagradas en Buenos Aires. En Lyon, Francia, se formó en medios audiovisuales para la catequesis con el reconocido P. Babin. Esta formación internacional enriqueció su perspectiva sobre la comunicación religiosa.
Durante seis años, integró el Consejo Nacional de Catequesis de Argentina, donde elaboró diversos textos para escuelas primarias y secundarias. Su experiencia también incluyó la colaboración con el Departamento de Comunicación Social del CELAM en Lima, donde organizó el primer Congreso Mundial de Audiovisuales para la Evangelización.
En sus últimos veinte años, a pesar de dedicarse principalmente a la biblioteca y archivos de su comunidad en Buenos Aires, nunca abandonó su pasión por la comunicación. Incluso cuando le diagnosticaron cáncer, continuó participando activamente en eventos eclesiales y sociales.
Como discípula del Apóstol Pablo, hasta sus últimos días siguió «manteniendo alta la Palabra», utilizando medios digitales para que el mensaje evangélico, transformado en papel, música, imagen o lenguaje digital, pudiera llegar a todos los corazones.
La Hermana María Fidelis deja un legado imborrable en el campo de la comunicación católica en América Latina, recordándonos que la tecnología y los medios pueden ser poderosos instrumentos para transmitir un mensaje de paz y unidad.